Senderismo Hoz de Beteta y Fuente de los Tilos (Cuenca)

Si te gusta caminar y te gusta la naturaleza, esta ruta por la Hoz de Beteta en la serranía de Cuenca, te encantará. Si con nuestra palabra no te basta, lo hará saber que la zona fue declarada Monumento Natural en 2014 con el nombre de Hoz de Beteta y Sumidero de Mata Asnos.

Se encuentra entre los pueblos de Puente de Vadillos y Beteta, y discurre sobre el río Guadiela entre espectaculares cañones de más 80m de altura.

1. ¿Dónde aparcar para visitar Hoz de Beteta y la fuente de Los Tilos?

Existen 3 opciones en función de las ganas que tengas de andar y de la disponibilidad para aparcar:

• Aparcar en el Área Recreativa Casa de la Pradera: ruta más larga, pero con un amplio parking en el que aparcarás sin problema.
• Aparcar en la fuente de Los Tilos: ruta más corta, pero con un parking chiquitito donde apenas caben 3 o 4 coches

Imagen

• Por último, también puedes dejar el coche en el pueblo Puente de Vadillos e ir andando desde ahí, aunque tardarás casi una hora en llegar a la entrada a la Presa de los Tilos.

2. Descripción de la ruta Hoz de Beteta desde la fuente de Los Tilos

Nosotros aparcamos en el mini parking de la fuente de Los Tilos. La ruta tiene pinta de ser muy visitada, sobre todo en verano al ser el rio Guadiela apto para el baño, pero nosotros la hicimos en diciembre, y estábamos solos en la zona. Tras aparcar, te encontrarás con esta vista:

Imagen

Si tiras hacia la izquierda, iniciarás el Paseo Botánico Hoz de Beteta que continúa durante casi 3km hasta el Área Casa de la Pradera. Lo primero que te encontrarás, será una zona con merenderos. Si continúas, podrás disfrutar del paseo, repleto de especies vegetales como tilos, tejos, avellanos, bujes... e incluso una variedad de planta carnivora llamada "Pinguicula mundi". Tranquilo, es pequeña. No te va a comer ;) No sabemos si fue porque era invierno y no se movía ni un mosquito por la zona, pero no fuimos capaces de encontrarla.

Es un paseo señalizado, fácil y de escasa dificultad.

Imagen

También en esta zona, a menos de 5 minutos del parking, podrás contemplar algunos tilos centenarios. La zona está repleta de ellos, y en invierno estaban preciosos: muy verdes por las recientes lluvias y con algo de niebla que hacia que el paisaje fuera como sacado de un cuento de hadas. Nos pasamos toda la ruta con la sensación de que en cualquier momento saldría David el Gnomo a nuestro encuentro XD

Imagen

Volviendo hacia atrás al cartel del inicio, puedes continuar hacia la derecha donde te encontrarás, primero con la Presa de los Tilos en la que además de más árboles de este tipo, podrás contemplar la presa repleta de agua.

A 1km tienes la Cueva de la Ramera y a 2,2 la Cueva de Armentero.

El paisaje hasta la Cueva de la Ramera, merece muchísimo la pena. Más tilos, más gnomos invisibles, rocas escarpadas a los lados y buitres sobrevolando la zona. Intentamos hacerles una foto con el zoom de la cámara, pero esto es lo más decente que pudimos sacar (nota mental: renovar cámara para la próxima vez, sacarlos en todo su esplendor).

Imagen

Justo antes de llegar a la cueva, tienes que atravesar una pasarela de madera. Está en buen estado, salvo por alguna madera un poco suelta, pero que no nos hizo sentirnos en peligro en ningún momento. Por fotos que hemos visto de quiénes lo han visitado en otras épocas, suele caer agua por la roca. No tuvimos esa suerte y estaba sin una sola gota.

Imagen

Al otro lado de la pasarela, estas impresionantes vistas:

Imagen

Al final de la pasarela, se encuentra la entrada a la cueva de la Ramera. En diciembre no es visitable, así que no pudimos entrar, pero puedes consultar toda la información en su web cuevadelaramera.com por si cuando vayas tienes la suerte de poder acceder. Son 400m de longitud visitable. Con el precio de la entrada (5€) se incluye un casco con luz, imprescindible para la visita, que dura unos 40 minutos. En la cueva, habita el murciélago grande de herradura, y podrás ver estalactitas, estalagmitas y todas esas cosas típicas de las cuevas.

Imagen

Se puede continuar durante otro kilómetro hasta la Cueva de Armentero. Nosotros continuamos un buen trozo, pero no llegamos hasta el final, entre otras cosas porque el camino se empezó a complicar con más desnivel y nos encontramos con una zona estrecha llena de gravilla que no nos inspiró ninguna confianza. Teniendo en cuenta que era diciembre, el suelo estaba algo mojado y no nos habíamos cruzado con nadie en todo el día, decidimos ser prudentes y dar media vuelta. ¡Volveremos en otra ocasión!