Pasar al contenido principal
Imagen
Si te ha gustado Cómo ayudarnos GRATIS
  • 2 comments

¡Traumas viajeros! No siempre la vida viajando es bonita y perfecta. Aunque el 99% de las cosas y anécdotas que nos ocurren durante la ruta son positivas, de vez en cuando también pasan cosas no tan buenas...

Algunas de ellas se han convertido en pequeños traumitas que hoy recordamos de forma graciosa pero que en aquellos momentos no fueron tan divertidos.

Aquí nuestros 5 traumas viajeros. ¿Preparado?

1. El día que casi nos atropella un tren en Narbonne (Francia)

Imagen
Paso vía de tren en Francia
Paso vía de tren en Francia. Foto de @vivirnoescaro (Todos los derechos reservados)

Nuestro trauma número 1 y además el primero de todos. Agosto de 2021. Llevábamos apenas 1 mes de viaje cuando decidimos acercarnos a las playas de Narbonne (en Francia).

En uno de los caminos, nos topamos con el típico paso a nivel. Barrera arriba. Semáforo verde. Todo ok, así que pasamos...

De repente, en mitad del paso (que no era precisamente corto), empieza a pitar aquello y la barrera de la salida empieza a bajar...

Se nos pusieron "los huevos y ovarios de corbata". Alex pegó un acelerón y pasamos a tiempo pero... ¡Dios! Creo que nunca he visto la muerte tan de cerca.

Ya a salvo al otro lado de la barrera, la barrera termino de bajar y a los pocos segundos, pasó el tren a toda velocidad.

Desde entonces, cada vez que nos topamos con un paso a nivel, yo cierro los ojos y me pongo en tensión. No lo puedo evitar.

Traumita viajero número 1, aún no superado. Snif, snif.

2. El día que casi nos cae un rayo en Radicondoli (Italia)

Imagen
Radicondoli (La Toscana, Italia)
Radicondoli (La Toscana, Italia). Foto de @vivirnoescaro (Todos los derechos reservados)

Noviembre de 2021. Estábamos de ruta por la Toscana. Estábamos en Radicondoli, un pequeño pueblo italiano con una de las mejores áreas gratuitas de autocaravanas que vemos visto nunca: en medio de un entorno precioso, con aparcamiento, agua y luz gratis. Y además, en un lugar tranquilo bajo el pueblo.

Ya era de noche. Estábamos en la cama, cuando empezó a llover. El suelo se encharcó un poco y estuvimos dudando si seríamos capaces de salir a la mañana siguiente o nos quedaríamos atascados.

Pero optamos por quedarnos, porque algo de gravilla había en el suelo, y porque somos optimistas. Bueno, y porque no había más opciones de estacionamiento en el pueblo y movernos hubiera implicado conducir más de una hora hasta algún lugar decente donde pasar la noche.

A las 5 de la madrugada, nos despierta un trueno. No había parado de llover y las nubes en el cielo ya se veían de color gris oscuro.

Tras el trueno, un rayo. Y tras el rayo, otro trueno y luego otro rayo y así... hasta que uno fue a caer al lado de la furgoneta. El suelo tembló que parecía que se iba a partir en cualquier momento.

Alex desconectó la placa solar del regulador de carga, para evitar posibles problemas si al próximo rayo le daba por caer sobre el panel.

Después, se fue al asiento del conductor a contemplar el espectáculo, entre acojonado y maravillado.

Yo estaba tan acojonada que ni quise salir de la cama. Puestos a morir, mejor morir calentita y acurrucada.

En cuánto escampó un poco, recogimos y marchamos. Gracias a aplicaciones como RainAlarm y MeteoBlue, encontramos un lugar sin tormenta al que movernos y celebrar que (otra vez), habíamos sobrevivido.

Desde entonces cada vez que se avecina tormenta eléctrica... nos movemos donde haga falta a sitios donde haya pararrayos cerca.

3. El día que unos encapuchados nos persiguieron en Estrasburgo (Francia)

Imagen
Catedral de Estrasburgo (Alsacia, Francia)
Catedral de Estrasburgo (Francia). Foto de @vivirnoescaro (Todos los derechos reservados)

Verano de 2022. Tras visitar un montón de pueblecitos de cuento en nuestra furgoneta camper por la Alsacia, tiramos rumbo a Estrasburgo.

Mira que viajando solemos evitar grandes ciudades, pero esta me hacía especial ilusión, así que aparcamos en un lugar cerca del centro y nos lo pateamos de arriba a abajo.

A la noche, nos movimos a un lugar más tranquilo a la afueras y cuando estábamos buscando sitio... ¡oh no! Imprevisto. Se presentó una tormenta inesperada y comenzó a granizar... ¡Pero a granizar! Granizo nivel apocalipsis.

Así que improvisamos un lugar cualquiera bajo un árbol que nos protegiera de los pedruscos.

El caso es que aunque el lugar no estaba en Park4Night y no teníamos opiniones de otros viajeros, parecía tranquilo así que ya que estábamos allí, decidimos quedarnos a pasar la noche. ¡Error!

A eso de las 2 de la madrugada, mientras Alex dormía (y roncaba) plácidamente, yo que no podía pegar ojo por la lluvia, escuché unos susurros fuera. Abrí la persiana de la ventana y vi tres tipos con capucha pegados a la furgo, que se sobresaltaron y se movieron enseguida a la acera de enfrente en cuánto me vieron. Se subieron a un Citröen C3 gris y se quedaron dentro un buen rato mirando hacia nosotros.

Pero el caso es que yo ya no estaba tranquila, así que desperté a Alex, recogimos y nos dispusimos a movernos de lugar.

Ya en marcha, mientras yo buscaba alternativa para dormir esa noche, de repente nos dimos cuenta de que el Citröen gris con dos de los encapuchados dentro, nos seguía. Y sí, nos estuvo siguiendo durante más de media hora. Mal rollo... Al final le dimos esquinazo y encontramos un lugar seguro donde pasar la noche. Y por fin, a eso de las 4 de la madrugada, volvimos a quedarnos dormidos.

A partir de ese día, estuvimos como un mes evitando lugares aislados para dormir. Traumita número 3. Este por suerte ya superado. ¡Bien!

4. El día que el GPS nos metió en una calle estrecha y acabamos subiendo escalones con la furgo

Imagen
Calle con encanto en Durfort (Francia)
Una calle con encanto de un pueblo de Francia. Foto de @vivirnoescaro (Todos los derechos reservados)

Francia aún. Y nosotros con intención de atravesar un pueblecito cualquiera de los muchos pueblos con encanto de Francia. No el de la foto, no. Otro pueblo con calles aún más estrechas, balcones y... curvas muy muy cerradas.

El caso es que no te puedes fiar del GPS. Decidió que "el camino más rápido" era por las callejuelas más estrechas e imposibles de todo el pueblo. Y nosotros, que aún éramos novatillos por aquel entonces... pues le hicimos caso. De nuevo el optimismo que cualquier día nos acaba matando XD

Y llegó un punto, en el que ya no podíamos dar marcha atrás sin reventar algún balcón. O salíamos por delante, o no salíamos.

Así que continuamos hasta que llegamos a una plaza amplia (también hasta arriba de balcones por cierto) donde, ¡oh sorpresa!: Había escalones peatonales que teníamos que atravesar sí o sí para poder salir. Eran escalones anchos... pero escalones al fin y al cabo.

Y como no queríamos quedarnos a vivir en aquel pueblo para siempre, pues tiramos para adelante y padeciendo muchííííísimo, subimos aquellos escalones infernales con la furgoneta.

Por suerte, Alex es muy buen conductor y consiguió sacarnos del embrollo sin un solo rasguño pero... ¡Uffff! Pudo ser el día más desastroso de nuestro viaje.

Desde entonces: GPS malo, GPS caca. Le hacemos el caso justo y necesario y si vemos una mínima posibilidad de complicaciones... ¡media vuelta!

RECOMENDACIÓN: Por si pasa algo... ¡Lleva tu furgo siempre asegurada! Nosotros la tenemos con CamperCover, que además del vehículo, nos cubre la camperización en sí misma. Si contratas a través del banner de abajo, ¡te llevas un 5% de descuento directo!

Imagen
Descuento Campercover seguro furgoneta

5. El día que casi nos quedamos sin furgo por no hacer caso a las señales

Imagen
Desnivel acceso al área de autocaravanas de Cazorla
Calle de Cazorla con un desnivel del 18%. Foto de @vivirnoescaro (Todos los derechos reservados)

Invierno de 2022. Estábamos de vuelta por España comenzando nuestra ruta en furgoneta por Andalucía, cuando llegamos a la Sierra de Cazorla, y más concretamente a Cazorla pueblo.

De camino al área gratuita de autocaravanas, el GPS... otra vez el maldito GPS, nos metió por la calle que no era.

Y desde el ayuntamiento que ya deben saber los problemas de esa calle, pusieron muy acertadamente un cartel advirtiendo: ¡Ojo! Desnivel del 18%. ¡Autocaravanas, no pasar!

Pero claro, nosotros no somos una autocaravana. Estamos a medio de camino de serlo, pero no lo somos... así que pensamos que nuestra furgo subiría sin problemas y... ¡de nuevo error! Aunque tengamos furgoneta camper y sea pequeñita, lo cierto es que cargada llegamos a pesar 2.700kg fácilmente... así que subir nos costó. Muchísimo. ¡Pufff!

Y cuando Alex se quiso dar cuenta y dar marcha atrás, se nos había puesto un coche justo detrás subiendo pegadito a nosotros así que... la opción de arrepentirse ya no estaba disponible. Ops.

La furgo no se quedó en la cuesta y se fue hacia atrás de milagro. De verdad que aunque conseguimos subir, lo pasamos muy muy mal y nos dejamos el embrague a lo tonto. Y desde entonces, cada vez que vemos una calle demasiado empinada, dudamos muy mucho si pasar o buscar un camino alternativo. Otro trauma pendiente de superar. Buaaaaa.

---

¡Y sí! Después de todo esto... ¡Aquí seguimos! El mundo Camper y esta forma de vida tan llena de incertidumbres y aventuras, nos ha atrapado de tal forma... que ya no queremos salir de ella. Pese a lo malo y pese a los traumas viajeros.

¿Y tú? ¡Cuéntanos! ¿Algún trauma viajero que quieras compartir? ;)

Comentarios

Olga (no verificado) Vie, 05/05/2023 - 17:08

Jajajajaja lo que me he podido reír con el rayo!!!!! yo también elijo morir sin salir de la cama, jajaja muy buenas anécdotas

¡Comentar es gratis! ;) Y siempre se agradece...

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.

Texto sin formato

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.
CAPTCHA
Pareces humano pero... ¡demuéstralo! No queremos robots en nuestra web...
6 + 0 =
Resuelve la suma y escribe el resultado

Te puede interesar...

Comparte!