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Como quizá ya sabes, desde julio de 2021, estamos viajando y viviendo en nuestra furgoneta camper: los 365 días del año, con sus veranos y sus inviernos...
Ahora lo hacemos con calefacción estacionaria, pero no siempre fue así... En el invierno de 2020, a los pocos meses de camperizar nuestra furgoneta, pasamos 20 días viajando sin calefacción estacionaria por Cuenca que... no es precisamente la provincia más cálida de España.
Y sí, ¡seguimos vivos! ¿Cómo lo hicimos para no morir de frío? Comprando una serie de productos alternativos y teniendo en cuenta algunas rutinas básicas:
Índice
1. Dejar que entre el sol por el día... y huir del viento por la noche
Lo primero que aprendimos es que para que la furgoneta no se quedara fría, teníamos que dejar que entrara el sol durante el día. Cuánto más, mejor. Así que nos aparcamos siempre lejos de árboles o edificios altos que pudieran hacernos sombra.
Durante el día, quitamos también todos los parasoles: de ventana y claraboya, y sobre todo, quitamos el parasol de la luna delantera. Porque sí, cuánto más calor entre durante el día, menos te costará calentar la furgo a la noche, cuando realmente lo necesites.
Por la noche, todo lo contrario. Cerramos todo a cal y canto y nos aparcamos lo más protegidos que podamos: entre edificios, árboles, montañas... así entrará menos frío. Especialmente importante en días de viento.
2. Elegir una fuente de calor adicional
Si por lo que sea ese día no pega el sol... o si al llegar la noche el calor que ha entrado no es suficiente, necesitarás una fuente de calor adicional. Aunque la calefacción estacionaria es la mejor de las opciones, existen otras alternativas más económicas que te pueden venir bien. Algunas ideas:
- Un difusor de calor a gas como este https://amzn.to/3SCAUrj (aunque ojo con llevar también un detector de monóxido de carbono para evitar sustos y dramas).
- Un mini radiador de aire caliente (https://amzn.to/4btg8Dj) para enchufar al inversor que, aunque no sea la maravilla, algo de sensación de calor da. Al menos para calentarse las manos o la cara.
- Unas bolsas de agua caliente para meter en la cama por la noche.
3. Un buen aislante... y unas buenas mantas, para salvar la noche
El grado de aislamiento de tu furgoneta camper, marcará la diferencia en la temperatura interior. De nada te sirve tener mil fuentes de calor, si este se escapa al minuto.
Nosotros decidimos aislar con Kaiflex de 2cm + el panelado que lo protege. Lo pusimos en suelo, techo, laterales e incluso en la cabina delantera (https://amzn.to/49uNhMR). En las vigas y puertas traseras de la furgo, solo le pusimos cinta de Kaiflex de 0.5 (error) y por ahí se nota el frío por las noches. ¿Solución? Unas buenas mantas. Nosotros concretamente llevamos 2 sacos de dormir de hasta 10 grados (de estos que se extienden y se unen entre ellos para hacerlos dobles). Rara vez los usamos en forma de saco, sino como dos mantas superpuestas una encima de la otra. Con eso, salvamos la noche bastante bien.
También ayuda que nuestra cama no es especialmente grande (1,25 de ancho), así que nos obliga a estar más juntitos y... ya sabes que el calor humano es una fuente de calor estupenda... y barata XD.
Otro punto importante respecto al aislamiento, es que tus ventanas y claraboyas sean de doble acristalamiento, para que aíslen mejor.
Por último, para separar la cabina delantera de la parte trasera de la furgoneta, llevamos 2 cortinas: una de ellas para decorar, y la otra térmica (https://amzn.to/3OFP0H4), más gruesa, que también ayuda al aislamiento.
Esperamos que este artículo te haya servido. Y cuando pase el invierno, llegará el siguiente reto: ¡Sobrevivir al verano y al calor en furgoneta camper! Pero tranquilo, damos fe de que también es posible ;)
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